Negro de mierda
Por ahí vos con tu mirada miope de clase mieda no lo veas, por ahí seas cómplice. Por ahí para vos sea un "negro de mierda", un "villero". Por ahí, si ves por la tele que matan a uno pensás "uno menos"
Luciano Nahuel Arruga tenía 16 años, por ahí una camiseta de River, una gorrita, una cara de las que tu mamá te enseñó que evites cruzarte. Por ahí tenía las módicas esperanzas del hombre suburbano: llegar con una moneda al sábado, ver como parar la olla el lunes, evitar quilombos y así todas las semanas. O quizá no: soñaría con jugar como Francescoli, tener un Audi y una novia famosa. O estudiar, trabajar, casarse y esas cosas que hacen los tipos normales.
Pero nada de eso vamos a saber: el 31 de enero de 2009 la policía bonaerense se lo llevó y nunca se lo volvió a ver. La familia lo buscó, prácticamente sola, sin transar con la mafia policial - judicial de la provincia, pero se estroló siempre con la cruda pared de los tribunales y las comisarías.
Unos meses antes de desaparecer, Luciano fue tentado por un hombre de auto blanco, cabello muy corto, lenguaje policial y canchero, para hacer trabajitos fuera de la ley, pero Luciano no aceptó: pobre de guita, rico en valores.
Pero el despechado cobani se cansó del diálogo y consenso y actuó: un poco después Arruga fue detenido en el Destacamento de Lomas del Mirador. Su hermana, Vanesa Orieta, escuchó como los canas le decían: “Negro de mierda, te van a violar en la 8ª y vas a aparecer en un zanjón”. Salió Luciano, machucado, pero entero y siguió sin transar.
Una noche volvía a su casa por las desangeladas calles de Lomas del Mirador cuando lo subieron a una patrulla y desde entonces Luciano es una esperanza y una lucha.
Él no ha venido a mis conciertos,
nunca en mi vida lo abracé,
sólo lo he visto en los panfletos
y en la batalla de un tropel.
Esas personas que me infunden
admiración y lucidez,
y hacen que quiera a un loco impúber
que no he llegado a conocer.
Y aunque suene descabellado,
extraño a este extraño ser.
Pasa a contarme de la hazaña,
la de su cara en el cartel,
pues le envanece las entrañas
no haber consentido al poder.
El que conforman los bufones
de este sistema criminal,
la mafia de los “sin cojones”,
la policía nacional.
Y sin temor ni balbuceos,
yo me dispongo a confrontar.
(de "C.O.P.L.A., (Canto Obligado Por Luciano Arruga)", de Salta La Banca)

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