por acá no pasó morales

(publicado en La Hora de Hurlingham el 23/06/2016)



Mientras los atribulados ingleses sufrían una y otra vez los embates de las pestes medievales y llenaban fosas con finados en un campo llamado Hurlingham, en las colonias españolas del Río de la Plata los querandíes iban y venían sin descanso por la pampa infinita. En los mapas aún no dibujados hay un río marrón en cuyas márgenes relucen miles de caracoles. No es un obstáculo para los querandíes, que lo atraviesan frecuentemente por un sitio cuyo nombre se perdió en el apocalipsis aborigen.
El sol calienta el día y disuelve la niebla, dejando ver un río de cien pasos de ancho y más allá un gran bañado. En año del señor de 1580, el joven Hernandarias manda cruzar el río de las Conchas por un sitio donde no se ahoguen las quinientas vaquitas ajenas que trae desde Asunción rumbo al Río de la Plata. Quedan sólo seis leguas hasta la precaria Buenos Aires, la misma que Juan de Garay había fundado unas semanas antes.
En 1630 una carreta cruza el río por el mismo lugar sin problemas, pero cuando intenta pasar el Luján se empaca, dando origen a la devoción mariana más importante de la Argentina: la Virgen de Luján. Si el milagro se hubiera producido en el río de las Conchas, quizá la advocación sería un tanto polémica. La práctica forma popular de llamar a los sitios bautiza el lugar del cruce sobre las Conchas como "Paso de la Virgen", dando inicio quizá a la toponimia local.
La renga historia nos lleva a 1723: Domingo Morales adquiere las tierras en ambas márgenes del río a la altura del Paso de la Virgen y desde entonces se lo conoce como Paso Morales. Pero el camino que iba desde Buenos Aires a Santa Fe, -que se corresponde más o menos con la actual ruta 8- y que fuera usado por los aborígenes, Hernandarias y la carreta de la virgencita ya estaba prácticamente en desuso, por los grandes y peligrosos bañados que cruzaba. Tomaron importancia el que pasaba por el puente de Márquez, actual ruta 7, hacia el oeste y el Camino de las Lomas o el del Bajo, en San Isidro.
En 1813, el entonces coronel José de San Martín salió de Buenos Aires con parte de su Regimiento de Granaderos a Caballo con el objetivo de terminar con los pillajes de la flotilla realista en las costas del Río de la Plata y el Paraná. Nuestro astuto correntino no utilizó los caminos cercanos a la ribera, donde el enemigo podía distinguirlos a simple vista. Usó el viejo camino del Paso Morales, a salvo de catalejos españoles. Para ocultar mejor a sus tropas y evitar los solazos veraniegos bonaerenses, avanzaron de noche. Y fue así que el 29 de enero de 1813 San Martín pasó sigilosamente por el lugar que mucho más tarde, sería llamado Hurlingham, junto con Cabral (Soldado Heroico), Baigorria, Hipólito Bouchard, el Capitán Bermúdez y otros 100 granaderos. 
Todavía faltaba medio siglo para que un molino se instalara en el Paso Morales y diera comienzo otra historia.

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