De calles, repudios y homenajes
POR RODY RODRIGUEZ (H)
(Publicada en el Ciudadano del Gran Buenos Aires nro. 379 del 11/06/2010)
(Foto de Panoramio.com)
En el año 1978, en pleno gobierno militar, el comisionado que estaba a cargo de la Municipalidad de Morón, Enrique Rodríguez decidió que la tradicional Av. Eduardo VII en el centro de Hurlingham pase a llamarse Tte. Gral. Pedro Eugenio Aramburu. Fue en esa ocasión que las autoridades municipales de facto colocan en 5 Esquinas la placa que lo recuerda. Obviamente para la iconografía militar golpista, el nombre de Aramburu fue siempre uno de los más preciados. Presidente de facto en 1955, en la Revolución Libertadora que derrocó a Juan Domingo Perón, fue secuestrado y posteriormente asesinado por Montoneros en 1970. Desde ese episodio la figura de Aramburu quedó marcada como la de la más famosa víctima de la subversión y en esa condición «como mártir de la libertad», se lo homenajeó por esos años entre otras cosas poniéndole su nombre a una calle. Con la llegada de la democracia, hubo quienes recordaron también que Aramburu fue un dictador y un asesino. Por eso, el Concejo Deliberante (de mayoría radical en ese entonces y presidido por Isac Kauffmann ) aprobó que la calle céntrica del pueblo deje de llamarse Aramburu y rebautizaron a la avenida con el nombre del incuestionable pensador nacional Arturo Jauretche. Lo gracioso, o lo tragicómico, es que en la misma sesión decidieron cambiar también el nombre de la calle Debussy (continuidad de la actual Jauretche) por el de... ¡Aramburu! Es decir de 5 esquinas hacia Rubén Darío, los concejales consideraron a Aramburu como un déspota asesino, pero de 5 Esquinas hacia Barrio Luna, los mismos concejales opinaron que Aramburu fue un patriota y un mártir víctima del terrorismo. El absurdo duró algunos años más hasta que el inofensivo músico francés Claude Debussy volvió a ponerle su nombre a la calle y de Aramburu quedó la placa que pasó inadvertida por 32 años, hasta que el concejal sabbatelista Adrián Eslaiman la encontró y creyó propicio sacarla de ahí, fundir esos gramos de bronce para donarlos al artista Eduardo Zerneri, y hacer un acto de repudio. Pero, como no podía ser de otro modo, la placa tuvo un final patético: se la robaron-
Estoy buscando informacion sobre la calle «el maestro argentino». Si alguien puede ayudarme seria genial.
ResponderEliminarAlgo tendenciosa la nota. Más allá del repudio a Aramburu, aquello de "incuestionable pensador" referido a Jauretche ya nos da la pauta de que es un peroncho/kernerolo quien escribe la nota.
ResponderEliminarNi hablar de las loas a un ignoto concejal sabbatelista, sólo por mandar a fundir una placa de bronce. En los años de democracia vivimos de simbolismos, recordando cosas que pasaron hace más de 40 años, pero sin cuestionar a personajes como Hebe de Bonafini, Firmenich, Abal Medina, Verbitsky y tantos otros que también tienen odio y sangre en su haber.
EliminarHistoria contada de manera parcial. 100% ideología.